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ESPINOSA (1632-1677)
por el forista Althusser (Webdianoia)

EL RACIONALISMO PANTEÍSTA

Baruch de Espinosa ( Amsterdam1632 - La Haya 1677), fue un filósofo holandés de familia judía emigrada desde España y Portugal, que es considerado tradicionalmente junto con Descartes y Leibniz como uno de los inauguradores de la filosofía racionalista, cuyo fundamento era la autosuficiencia de la razón para la búsqueda de la verdad, así como la utilización de un lenguaje técnico que solo se valiese de ideas claras y distintas encadenadas por necesidad lógica, y que dejó atrás al dominio de la teología sobre la filosofía.

El mérito de Espinosa frente a Descartes y Leibniz, fue que su racionalismo no hizo ninguna concesión a la teología. Si bien Descartes y Leibniz tuvieron el mérito de desplazar el centro de gravedad del pensamiento filosófico de la Fe a la Razón, recurrieron y justificaron al Dios trascendente tradicional como garante último de la verdad.

Contrariamente a Descartes y Leibniz, Espinosa no hizo tales concesiones y se mantuvo fiel a la autosuficiencia de la Razón, negando la trascendencia de Dios, y por tanto negando la necesidad de una garantía de la Razón que no fuera ella misma.

Podría decirse que Espinosa fue el primer gran filósofo metafísico inmanentista, es decir, que no buscó una garantía trascendente a su pensamiento, sino que lo consideró totalmente auto-consistente.

Su radical racionalismo inmanentista, le llevó al aislamiento social de la comunidad judía y a ser acusado durante décadas de hereje y enemigo de toda religión y moralidad, a ser excomulgado e ignorado.

Sin embargo no es nada exagerado considerarle como un uno de los filósofos más revolucionarios y progresistas de la Historia, al anticiparse a su época en más de un siglo. Fue un anticipador de Marx, Freud y Nietzsche, y con sus ideas abrió la vía a una comprensión científica tanto de la realidad natural como de la vida social.

Espinosa consideraba que su labor como filósofo era la de establecer una metafísica que diese cuenta de la inteligibilidad del universo y de la situación del Hombre en el mismo, basándose únicamente en el razonamiento lógico, sin recurrir a la fe religiosa, ni a ninguna autoridad, ni hacer recurso a figuras literarias ni a la imaginación.

Por ello, al igual que Descartes y Leibniz, y siguiendo en cierto modo a Platón, consideraba que las matemáticas y la geometría eran los mejores modelos posibles de conocimiento verdadero y autofundamentado, debido tanto al carácter estrictamente lógico en el que se encadenaban los razonamientos, como a la utilización de un lenguaje técnico libre de ambigüedades.

Además, Espinosa consideraba que el conocimiento de la realidad por las personas las daba libertad y felicidad, y consideraba la búsqueda del conocimiento como intrínsecamente unido a la de la libertad y felicidad humana.


EL PANTEÍSMO DE ESPINOSA

Espinosa se planteó, al igual que Descartes y Leibniz, y siguiendo la tradición filosófica anterior, el problema de saber cuantas y cuales sustancias existían, y en que consistían éstas. Pero, al contrario que los demás racionalistas, Espinosa sostuvo la tesis de la imposibilidad de la existencia de una pluralidad de sustancias.

La categoría filosófica de sustancia tiene dos significados: Como sujeto que mantiene su identidad después de sufrir cambios a la que pueden atribuirse predicados, y como entidad independiente que posee una naturaleza esencial que la distingue del resto de sustancias.

Al contrario que Descartes, que consideraba la existencia de tres sustancias: el alma, la extensión y Dios; y de Leibniz, que mantenía la pluralidad infinita de sustancias, a las que llamaba mónadas, Espinosa mantenía la imposibilidad de una pluralidad de sustancias. Para Espinosa, sólo podía haber una sustancia, ya que si por ejemplo, existieran dos, éstas serían incomunicables al tener cada una de ellas una naturaleza esencial que le impediría ser modificada por otra. Por tanto, la aceptación de varias sustancias significaría la ruptura de la unidad de lo real, ahora bien; ello significaría a su vez que la realidad estaría formada por varias realidades sustanciales independientes e incomunicables, lo cual sería absurdo, dado que una sustancia para ser independiente debe ser infinita y causa de sí misma, por lo que no puede estar limitada por otra sustancia.

Así, pues, si se acepta que una sustancia es aquella entidad que es causa de sí misma, que da cuenta de sí misma por su propia naturaleza esencial, sólo podemos admitir una sola sustancia existente, que sería Dios ó la Naturaleza.

Si bien tradicionalmente se decía que toda entidad tiene una sustancia que es su naturaleza esencial según la cual una cosa es lo que es, y además tiene unos accidentes, es decir unas características que no le son esenciales, para Espinosa, no puede haber por definición, "accidentes" de una sustancia, sino que todo atributo le es esencial.

Así pues, la característica más propia del pensamiento de Espinosa es la tesis de que sólo existe una sustancia que es Dios ó la Naturaleza, ó dicho de otro modo, que Dios y la Naturaleza es una y la misma sustancia.

Así, la realidad entera sería causa libre, originaria y autodeterminada de sí misma, sería pues una realidad dada que se explicaría a sí misma. Esta tesis es la que usualmente se denomina inmanentismo en filosofía, y que Espinosa mantuvo sin concesiones.

La primera consecuencia de esta tesis es la negación de la trascendencia de Dios, y por consiguiente la negación de la categoría filosófica de trascendencia, propia de tanto de la escolástica como de todos los filósofos incluso racionalistas que defendían la necesidad de un Dios creador, garante y rector del universo.

La segunda consecuencia es la negación de la simplicidad de las sustancias. Descartes pretendía haber demostrado la simplicidad de Dios y del alma, mediante su argumento del cogito, según el cual "pienso luego existo" es una proposición auto-evidente que daba cuenta de la simplicidad del alma. Espinosa considera que no hay sustancias simples, sino que solo existe una sustancia "compleja", Dios ó la Naturaleza, que posee infinitos atributos.

Dado que toda realidad forma parte de Dios, ó es una parte de Dios, y dado que éste no es una sustancia simple, cada parte de Dios es una manera en la cual, éste se presenta al entendimiento. Espinosa llamaba "atributo" a cada una de las maneras ó aspectos en los cuales Dios se presentaba a nuestro entendimiento. Ahora bien, como Dios ó la Naturaleza es infinito, sus atributos también lo son, y las personas no sería más que modos finitos de Dios.


PENSAMIENTO Y EXTENSIÓN

La doctrina de Espinosa en lo que se refiere a los infinitos atributos es opuesta a la de Descartes, ante todo en el problema de la distinción entre materia y conciencia, lo que en términos cartesianos y spinozianos podríamos llamar el problema de la Extensión y el Pensamiento.
Para Descartes, el alma y el cuerpo de una persona eran sustancias distintas, independientes e incomunicables, lo cual planteaba el problema de la relación entre las mismas, dada la inseparabilidad de una y otra en la vida terrenal. Este problema llevó a soluciones claramente insatisfactorias como la de que era Dios el que preestablecía una armonía entre los pensamientos y los movimientos del cuerpo.

Naturalmente, Espinosa, en cuanto racionalista y panteísta, no admitía a la intervención trascendente de Dios, como explicación a la comunicación entre alma y cuerpo.

Para Espinosa, a toda realidad extensa, le corresponde una idea; y así, la unión de alma y cuerpo es la correspondencia entre cuerpo y su idea, que sería el alma. Así pues, el cuerpo y el alma individual de cada persona, serían "atributos" de Dios, que formarían la realidad compleja de la persona.

Por otra parte, Espinosa se enfrentó a Descartes en el problema del movimiento. Para Descartes, el movimiento de la sustancia extensa era debido a la acción exterior de Dios, que habría puesto en marcha al universo en un momento dado.

Espinosa, por el contrario consideraba que el universo tenía una proporción siempre dada de movimiento y extensión, con lo que bien podría decirse, que Espinosa llegó al principio de inercia de forma totalmente deductiva sin recurrir a la experimentación, al considerar auto-contradictoria su negación.

También Espinosa anticipó el concepto de sistema físico-químico y los principios de conservación, al considerar que cualquier realidad física podían considerarse como una configuración de elementos que poseía una determinada cantidad de movimiento y extensión, configuración que podía considerarse como unitaria aún cuando existiesen intercambios de energía (movimiento y extensión) entre partes más pequeñas de la configuración total que conservasen la cantidad total. Dicho de otro modo, que una configuración de elementos podía considerarse como unitaria en la medida en que mantuviese una cantidad de energía constante a pesar de trasvases entre sus partes. Además, Espinosa consideraba que toda configuración de atributos de Dios tendía a persistir en su ser, por medio de un conatus, un impulso que tendía a reproducir toda estructura en su interacción con el resto de la realidad.

Para Espinosa existe una escala de seres y de ideas, que son superiores ó inferiores en la medida en que se acercan al orden real de las cosas según el pensamiento de Dios. Tomando a Dios ó la Naturaleza como sustancia omniscente, los hombres son los seres cuya configuración como atributo de Dios, más cerca están del orden real de las cosas, es decir del pensamiento de Dios, mientras que los animales tendrían una potencia intelectiva inferior que les mantuviese más alejado del pensamiento divino.


EL CONOCIMIENTO EN ESPINOSA

En su teoría del conocimiento, también Espinosa se enfrenta a las tesis tradicionales del pensamiento teológico y de Descartes.

Para Espinosa existen tres niveles ó géneros de conocimiento, pero no existen ideas ó conocimientos absolutamente "falsos", entendida la falsedad como la inadecuación entre el pensamiento y la realidad.

Todo conocimiento es una modificación del alma debida a la acción de una realidad exterior, por lo tanto, todo conocimiento se refiere a una realidad, y por lo tanto nunca es totalmente falso en la medida en que tiene una causa siempre real.

Sin embargo, existe una gradación de conocimientos, de inferiores a superiores, que Espinosa clasificó como "géneros de conocimiento".

El primer género de conocimiento estaría dado por las percepciones sensibles, que serían el conjunto de modificaciones que el alma sufre pasivamente, y que se asocian de forma espontánea y no lógica, lo que nos permite tener un primer contacto con la realidad.

Este género de conocimiento, en la medida en que es pasivo, no da cuenta de el orden de causas de la Naturaleza ó Dios, dado que no está compuesto de ideas conectadas lógicamente, sino asociadas espontánea y pasivamente, pero, al contrario que Platón y Descartes, el conocimiento sensible no es "falso", sino sencillamente inferior, pero es real, en la medida en que es el resultado de una interacción "real", con el resto de atributos, ó dicho de otro modo, en la medida en que para cada cosa extensa existe una idea correspondiente.

El segundo género de conocimiento sería el compuesto de lo que Espinosa llamaba "nociones comunes" que serían aquellas ideas que tuvieran conexión lógica y necesaria entre sí, y que constituyesen un conjunto de ideas coherente en sí y por sí mismo. A este tipo de conocimiento, Espinosa lo llamaría reflexivo, y que correspondería con el conocimiento científico, estaría compuesto por ideas de las ideas de las cosas extensas, que darían a las primeras (percepciones) una coherencia lógica que inmanente, de modo que se demostrasen a sí mismas como adecuadas.

Esta posibilidad de conocimiento autodemostrado y autosuficiente, es lo que daba pie a Espinosa a la tesis de la posibilidad de la elaboración de una Ética racional que mantuviese el orden moral y social de las personas conforme a un conocimiento correcto de la realidad, del mismo modo que se puede mantener la salud corporal mediante un conocimiento correcto del cuerpo.

Para Espinosa: "La verdad se indica a sí misma y a la falsedad, como la luz se manifiesta a sí misma y a la oscuridad" "Quien tiene una idea verdadera, sabe a la vez que tiene una idea verdadera, y no puede dudar de la verdad de la cosa"

Así, para Espinosa no es posible dudar de ninguna proposición auto-demostrada por su necesidad lógica, o dicho de otro modo, que la necesidad lógica, ó la imposibilidad de que una proposición verdadera pueda negarse sin violar la su propia lógica, es la piedra angular de la epistemología de Espinosa. Así, la duda como método queda excluida dado que dudar de una idea verdadera que se demuestra a sí misma por su propia lógica, llevaría a un escepticismo total que imposibilitaría todo conocimiento.

Es esta seguridad en que una idea verdadera se indica a sí misma como tal, debido a que su negación sería auto-contradictoria, lo que llevó a Espinosa en creer en la posibilidad de un conocimiento racional de la realidad mediante un conjunto de proposiciones que se implicasen unas a otras, y cuya falsación fuese auto-contradictoria.

Una idea adecuada es definida como "una idea que contiene en sí misma todas las señales intrínsecas o propiedades de una idea verdadera, en cuanto que es considerada en sí misma sin relación a su objeto"

De ese modo, una idea adecuada lo es siempre sin ser necesaria su contrastación con la realidad extensa, dado que una idea siempre es una modificación real de la sustancia extensa, y por tanto se indica a sí misma como adecuada por su propia coherencia lógica. "El orden y conexión de las cosas es el mismo que el orden y conexión de las ideas"


VERDAD Y FALSEDAD DEL CONOCIMIENTO. DIFERENCIA ENTRE LA EPISTEMOLOGÍA DE DESCARTES Y ESPINOSA. EL TERCER GÉNERO DE CONOCIMIENTO: LA CIENCIA INTUITIVA.

Como hemos dicho, para Espinosa no hay conocimiento falso, sino ideas incoherentes entre sí, de modo que dichas ideas pueden ser englobadas en un sistema de ideas que las dé coherencia, dicho de otro modo, que una idea falsa, como puede ser una percepción engañosa (por ejemplo, pensar que el Sol se mueve alrededor de la Tierra), puede ser explicada mediante proposiciones coherentes que den cuenta de la relativa falsedad de la primera percepción. Así, el principio de inercia, explicaría la posibilidad de la rotación de la Tierra y su percepción como fija y centro de la rotación del Sol.

Ahora bien, para Espinosa, toda proposición verdadera es un conjunto de ideas que indican su propia veracidad mediante su coherencia lógica interna, independientemente de cualquier criterio exterior.
Esta tesis contrasta con la tesis cartesiana, según la cual una idea clara y distinta puede no ser verdadera, aunque sea coherente, porque puede no adecuarse a la realidad. Así Descartes postuló la necesidad de la existencia de un Dios trascendente que garantizase la verdad de toda idea clara y distinta.

Naturalmente, para Espinosa, el recurso a un Dios trascendente es una solución insatisfactoria, porque supone una petición de principio fuera del alcance de la razón. Para Espinosa, la necesidad de recurrir a una garantía trascendente ó criterio exterior de verdad, es lo mismo que caer en un total escepticismo negador de la posibilidad de cualquier conocimiento verdadero.

Ahora bien, dicho escepticismo es auto-contradictorio, al suponer que una separación e incomunicabilidad entre el Pensamiento y la Extensión (que podríamos llamar realidad material), es decir, que la posibilidad de un pensamiento lógicamente coherente en el ámbito del Pensamiento que no se adecuara al ámbito de la Extensión, exigiría la existencia de Pensamiento y Extensión como sustancias separadas, lo que ya hemos visto que para Espinosa era auto-contradictorio dado que exigiría una dualidad de sustancias, incompatibles con su panteísmo.

Para Espinosa, toda persona es un complejo de cuerpo y alma con una cierta potencialidad para acceder al orden verdadero de causas de la Naturaleza en la medida en que su peculiar configuración como conjunto de atributos de la sustancia única, le posibilita para verse modificado por el resto de atributos y obtener un conocimiento verdadero de los mismos.

Por tanto, Espinosa piensa que toda persona tiene una potencia cognitiva relativa a su posición en la totalidad de lo real, ó dicho de otro modo, en función de su posición en la estructura de la realidad. Es por ello, que un mayor conocimiento de la realidad que el posible para una persona, exigiría una mayor potencialidad de su cuerpo y su mente. Así, el conocimiento total sólo es posible para quien coincidiese en cuerpo y alma con la totalidad de lo real, es decir con la Extensión y el Pensamiento totales como atributos de la sustancia única.

Espinosa llamaba ciencia intuitiva, a dicho conocimiento total de la realidad. Si bien, ninguna persona tiene ciencia intuitiva, dada la limitación de sus atributos, toda persona tiene intuición de la verdad que le permite establecer su propio criterio de verdad, ante sus propios conocimientos.

Dicho de otro modo, que según Espinosa, todos tenemos la suficiente capacidad para dirigir bien nuestro entendimiento para discernir la veracidad de nuestros conocimientos. En este punto existe una coincidencia entre Espinosa y Descartes.


LIBERTAD, FELICIDAD Y CONOCIMIENTO

Para Espinosa, la individualidad de toda realidad, sea persona, animal, cosa, etc., viene dada por su capacidad de perseverar en su ser, manteniendo cierta proporción y constancia entre su movimiento y su extensión, en las modificaciones que sufre. Espinosa llamaba conatus a ese esfuerzo de autoconservación, que daba realidad a cada realidad finita : "El conatus, con que cada cosa tiende a perseverar en su ser, no es nada distinto de la esencia actual de la cosa".

Toda persona tiene individualidad en la medida en que se auto-mantiene al recibir modificaciones en su cuerpo y mente dadas por causas exteriores.

Por otra parte, la racionalidad del alma era considerada por Espinosa como resultado de una mayor complejidad de la persona respecto a animales y cosas inanimadas, que le permitía verse modificado como portador del atributo de Pensamiento.

Ahora bien, el conato de automantenimiento de la persona se traduce a nivel corporal en el mantenimiento de la salud frente a la enfermedad, y en la alegría anímica frente a la tristeza. Lo que podríamos llamar vitalidad es el conato ó impulso de perseveración de una persona que se manifiesta en su salud física y mental, salud, que va intrínsecamente unida a la capacidad de modificar las causas exteriores mediante la actividad.

Es decir que una persona sana es aquella que es activa y que apetece de cosas exteriores en lugar de dejarse modificar pasivamente por ellas.

El carácter activo de la persona, lo que podemos llamar "libertad" fue un problema insoluble para los mecanicistas, quienes siempre se refugiaron en la independencia y la simplicidad del alma frente al cuerpo, para explicar la posibilidad de actuación libre de la persona frente a las limitaciones de su cuerpo.

Para Espinosa, el deseo, la alegría y la tristeza no eran pasiones ciegas de la persona, sino afecciones constitutivas de las mismas. Del mismo modo que hay tres géneros de conocimiento, también hay géneros o grados en las pasiones y acciones humanas.

Según Espinosa, todos sufrimos modificaciones en nuestro ánimo por causas exteriores que nos producen deseos, alegrías y tristezas. Ahora bien, esas pasiones son tales en la medida que nos afectan pasivamente al no conocer sus causas. La labor del hombre libre es el progresivo conocimiento de las causas de sus deseos, alegrías y tristezas para ser libre. He ahí porqué para Espinosa conocimiento, libertad y felicidad coincidían.

El hombre libre es el que es feliz en la medida que la satisfacción ordenada y consciente de sus deseos le da alegría, siendo ésta la expresión de su conatus de autoconservación. Por otra parte, el hecho de que nuestra conducta forma parte del sistema de la Naturaleza, y que por tanto obedezca a causas objetivas y complejas, es lo que hace a Espinosa un negador de la pertinencia de los juicios morales, dado que toda moralidad está basada en la creencia de que las personas son agentes constitutivamente libres, cosa que negaba, al considerar que toda conducta de toda persona forma parte de un sistema inteligible y por tanto sometido a leyes objetivas.

En ese aspecto, Espinosa fue un claro anticipador de Freud, de la tesis de la energía psíquica de la libido y de la indagación de causas objetivas y no directamente conscientes de nuestros comportamientos, así como de la idea de que la represión del deseo sexual es la causa de diversas enfermedades mentales y de comportamientos antisociales, así como de toda psicología que abandona los juicios morales para castigar delitos para indagar las causas objetivas de los mismos.

La actual política penitenciaria de los países más avanzados que intentan "reinsertar" a los delincuentes, y que combaten el crimen mediante la mejora de las condiciones sociales, tiene un precursor en la teoría moral de Espinosa.

Es por ello lo más revolucionario y escandaloso de la Ética de Espinosa, el hecho de que defendiese la tesis de que la libertad, la alegría y la felicidad de las personas son aspectos de su vitalidad. Pero Espinosa no hacía una llamada a la alegría y la felicidad en el sentido "epicúreo" del término, como "consejo" para una mejor vida, sino que consideraba a la felicidad y la libertad como lo constitutivo objetivamente de la persona como parte de la Naturaleza, como lo más propio de la personalidad humana, de modo que la persona reprimida, triste e infeliz sería menos vital y objetivamente "menos humana" al tender menos a su auto-mantenimiento.

Es por ello, que para Espinosa, la persona feliz y libre, es de temperamento frío, porque sabe que su libertad y felicidad no es causada por objetos exteriores, sino constitutiva de su propia personalidad en cuanto ser humano. Por ello, la conducta moral es aquella que más se adecua al orden natural, y más fríamente es consciente de dicho orden.

Es en ese sentido, en el que la libertad humana es identificada como "amor intelectual a Dios (ó la Naturaleza)", es decir en la conciencia de que somos partes integrantes de la Naturaleza, y que al ser felices actuamos con concordancia a su orden.


EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE ESPINOSA

El pensamiento político de Espinosa es más decepcionante que su epistemología ó su ética, debido a que mantiene una estrecha concepción del conocimiento verdadero utilizando el conocimiento matemático en un ámbito como es la política y la Historia, en donde hoy nos parece bastante evidente que es inaplicable.

No obstante, Espinosa fue un defensor ilustrado de la libertad política posiblemente más agudo que el propio Kant, dado que entendía la libertad política como un fin en sí mismo congruente con la felicidad humana, frente a posiciones como las de Hobbes, que fueron más utilitaristas, ó las de Kant, para el cual era imprescindible el recurso a una trascendencia para la justificación de la ética.

La limitación de Espinosa fue que quiso analizar las diferentes formas de organización social como si fueran las únicas posibles y de forma independiente de la estructura económica e ideológica de las sociedades en cuestión, por lo que sus análisis políticos son demasiado formalistas, y no dejan de estar viciados por un concepto de naturaleza humana independiente de las relaciones sociales.

Tal vez, las fallas del pensamiento de Espinosa haya que buscarlas ahí, en su desmedida fe en el razonamiento matemático como único método válido de conocimiento verdadero. Ello le llevó a ignorar que el mismo paso del tiempo puede cambiar la estructura de lo real y por tanto el método de pensamiento para la comprensión del mismo.

No es descabellado pensar, que Hegel y Marx fueron sus sucesores en el intento de un estudio de la estructura social objetivo y desapasionado que tomase en cuenta el paso del tiempo y la posibilidad de adecuar el método de estudio a los cambios sociales.


FE RELIGIOSA Y VERDAD FILOSÓFICA

En lo que sí fue original y agudo Espinosa fue en su estudio de la relación entre la fe religiosa y la verdad racional ó filosófica.

Espinosa pensaba que un gobierno no debería perseguir a la religión a menos que esta perturbara el orden social, sino fomentar el pensamiento libre y la tolerancia religiosa. La religión era entendida como una forma popular y accesible a los hombres no ilustrados para seguir los preceptos morales que posibilitaban desarrollar su potencialidad y felicidad como personas, sin entrar en conflicto con los demás.

Así, Espinosa consideraba que el problema de la conciliación entre fe y razón era un falso problema. La fe y la razón no son reconciliables, sino que cumplen papeles distintos. La Razón es propia de los hombres ilustrados y filósofos y les permite conocer la verdad, mientras que la religión cumple un papel de cohesión social y de predicamento de leyes morales útiles para las gentes no ilustradas. Pese a que la libertad más plena se da en el hombre filósofo, dado que las personas no son sino modos limitados de existencia de la Naturaleza, no es posible un conocimiento total que permita una libertad total, luego es necesario aceptar un necesario papel ideológico a la fe religiosa.


CONCLUSIÓN

Espinosa fue un defensor del pensamiento libre, el conocimiento racional y la libertad política, fue un hombre independiente y solitario, que jamás hizo concesiones a la teología ni al poder de ningún estado, y que sólo pudo desarrollar su pensamiento en el único país de Europa en donde había libertad de conciencia en el siglo XVII, que era Holanda.

Su fidelidad a sí mismo le costó la exclusión de la comunidad judía a la que pertenecía naturalmente, y que fuera ignorado durante décadas, al ser considerado hereje y enemigo de toda religión y moral.

Hoy día, a principios del siglo XXI, en una época en la cual la razón está aún lejos de imponerse como guía de la vida social, en donde aún sobreviven muchos prejuicios religiosos, y se justifica la violencia con recursos ideológicos irracionales, bien puede decirse que el pensamiento de Espinosa tiene plena actualidad, y merece ser tenido en cuenta y estudiado.

 
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