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CUADERNOS DE FILOSOFÍA

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2. LA ANTIGUA GRECIA

"Si los hombres dejan de creer que un día se convertirán en dioses,
entonces con toda seguridad no pasarán de ser gusanos"

El coloso de Marusi , Henry Miller

 

Para darnos cuenta de la importancia del mundo griego, antes de entrar a comentar cada aspecto del tema, conviene resaltar que, junto con el derecho latino y el pensamiento semito-cristiano (judíos, musulmanes y cristianos), supone una de las bases fundamentales del pensamiento y la cultura occidental. La aparición de la filosofía en Grecia en esta época, entre los siglos séptimo y sexto antes de Cristo, así como el resto de creaciones de la cultura griega, representa un acontecimiento de vital importancia en la historia de la humanidad. En ese tiempo, concentrados en un área relativamente pequeña -que abarca Grecia, algunas zonas de Turquía y el Sur de Italia-, surgieron las más variadas posibilidades para una explicación racional del mundo, se desarrolló el arte, el teatro, la escultura, la historia y se inventó la democracia. Volver la mirada al mundo griego nos revela a un pueblo aventurero e imaginativo, lleno de curiosidad y de alegría vital que causó, y sigue causando, fascinación.

"En la historia entera no hay nada tan sorprendente o tan difícil de explicar como la repentina aparición de la civilización en Grecia. Mucho de lo que constituye la civilización ya había existido hacía miles de años en Egipto y Mesopotamia, y de allí se había extendido a los países vecinos. Pero faltaban algunos elementos que los griegos añadieron. Lo que éstos realizaron en arte y literatura es conocido por todo el http://www.fad.es/index.htm mundo, pero lo que llevaron a cabo en el campo puramente intelectual es aún más excepcional. Inventaron las matemáticas*, la ciencia y la filosofía, fueron los primeros que escribieron historia en vez de meros anales, especularon libremente sobre la naturaleza del mundo y las finalidades de la vida, sin estar encadenados a ninguna ortodoxia heredada. Era tan asombroso lo que ocurría que hasta el día de hoy los hombres se maravillan y hablan místicamente del genio griego. Sin embargo, se puede comprender el desarrollo de Grecia en términos científicos, y bien vale la pena hacerlo."

Historia de la filosofía occidental , Bertrand Russell

* La aritmética y algo de geometría existían entre los egipcios y babilonios, pero principalmente en forma rudimentaria. El razonamiento deductivo, partiendo de premisas generales, fue una invención griega.



2.1. Situación y peculiaridades geográficas

"Ítaca es pobre, y aun así, yo no encuentro
nada tan dulce como mi patria".

La Odisea , Homero

En el aspecto geográfico el continente griego es montañoso y muy estéril; solamente algunos valles, con fácil acceso al mar, son fértiles; tienen malas comunicaciones en el interior a causa de las montañas. La población se agrupa en estos valles formando pequeñas comunidades aisladas que viven de la agricultura; y se concentraban en una ciudad cerca del mar. En cuanto la población aumentaba en mayor medida que sus recursos, lo único que podían hacer para poder subsistir era navegar hasta tierras más fértiles y colonizarlas.


La filosofía comenzó en las colonias jonias, situadas en lo que hoy es Turquía, y en la Magna Grecia, el sur de Italia. Posteriormente pasó a Grecia, y alcanzó en Atenas su máximo esplendor.




2.2. Organización política y social

Por lo general, en lo político dominaba la aristocracia, una nobleza de terratenientes que tenía todo el poder económico y político en sus manos. El rey, si lo había, era sólo una figura decorativa. La gloria y el honor eran los más altos valores de esta sociedad; de tal manera que el ser noble era igual a ser "bueno", y el ser plebeyo era ser "malo". Cuando domina un tirano no quiere decir que haya necesariamente un abuso de poder, sino que éste se conquista por la fuerza. Los tiranos eran, en general, hombres cercanos al pueblo. Las distintas ciudades griegas griegos no estaban unidos políticamente: vivían en ciudades-estados prácticamente independientes, como Atenas, Esparta, Corinto, Samos, Mileto, etc.; sin embargo, la cohesión interna de la polis sí que era muy elevada. La ciudad, la " polis ", era un eje fundamental en la vida de los griegos: el hombre griego es, ante todo, un ciudadano, sólo concibe su vida en la ciudad, formando parte de la ciudad, nunca aislado o solo. No obstante, entre las propias polis puede haber conflicto. Ni siquiera bajo la amenaza de los persas llegaron a unirse todas entre sí. Una confederación de varias de ellas, lideradas por Atenas, consiguió la victoria e hizo de dicha ciudad, gracias también al excelente gobierno de Pericles (al siglo V a. C. se le denomina, no en vano, el "Siglo de Pericles), la mejor polis de Grecia, que vivió durante más de un siglo un esplendor nunca visto antes (1). Todas las grandes figuras viajaron a Atenas y en ella Sófocles, Esquilo y Eurípides escribieron sus tragedias, Aristófanes sus comedias, Herodoto y Tucídides desarrollaron la historia como área de investigación y estudio, y tanto la filosofía com la ciencia, que ya habían surgido en el siglo VI a. C., evolucionaron de forma espectacular. Tanto en lo político como en otros ámbitos, Atenas mantuvo una casi omnipresente rivalidad con otra ciudad griega, Esparta, aristocrática y guerrera. Ambas son vitales para explicar la historia de Grecia.

La ciudad griega se basaba en gran parte sobre el trabajo de los esclavos ; no eran maltratados, pero carecían de todos los derechos de los ciudadanos libres . El trabajo físico estaba mal considerado, y no se veía con buenos ojos dedicarse a una actividad remunerada (como vemos, por ejemplo, cuando más tarde Sócrates critica a los sofistas el hecho de que cobren por sus enseñanzas). Así, el ocio de los hombres libres se apoyaba sobre la existencia de los esclavos. Es decir, el filosofar, propio del "ocio", tenía una base en la estructura socioeconómica de la ciudad griega.

Conforme la "polis" se fue consolidando, encontramos en ella la Asamblea, en la que reside el poder y que está compuesta por los arcontes, que son los que hacen cumplir las leyes. La polis, en definitiva, ofrece un lugar de encuentro y de diálogo, un contexto común en el que los ciudadanos adquirían su identidad, ya que en la antigua Grecia era inconcebible un individualismo en el sentido moderno del término (esto queda patente, por ejemplo, en el hecho de que el peor castigo que se le podía imponer a un ciudadano era el exilio).




2.3. Religión

Otro de los factores a tener en cuenta para comprender el contexto en el que surgió la filosofía es la peculiaridad de la religión que allí se dio, que, al contrario de otras regiones o épocas, pasadas o venideras, no contaba con una institución sólida que la regulase, ni tampoco con un cuerpo sacerdotal, ni textos sagrados comparables a los del judaísmo o el cristianismo. Las primeras civilizaciones, como Asiria, Mesopotamia, Judea, Egipto, etc., consistían en organizaciones en las cuales una casta minoritaria de gobernantes y sacerdotes controlaba el poder, defendía el carácter religioso de toda verdad y de toda autoridad y predicaba la obediencia y el sometimiento de los súbditos a los dictados o criterios del dios o de los dioses y de sus representantes terrenos. Las primeras civilizaciones helénicas, influidas por la mentalidad de los pueblos vecinos, también fueron proclives a desarrollar una cultura mística, aristocrática y guerrera. La influencia de estas tres características se hacen ver en la Grecia antigua. En la religión griega se dieron dos vertientes. Por un lado la religión "popular" , representada por los dioses y cultos de los que habla Homero, y que componen lo que denominamos generalmente "mitología griega", y una vertiente opuesta, la religión de los misterios , representada por el culto a Dionisos y por el orfismo.

Sin embargo, antes de pasar a examinar cada uno de los dos tipos de religión, debemos comentar que la preponderancia de la tendencia aristocrática y guerrera sobre la tendencia mística desembocó en una sociedad en la que los aspectos religiosos, en un grado único, no constituyeron la base de la educación ni de la moral. A este respecto, y tratando de calibrar el peso de la educación y de la religión en la antigua Grecia, se refiere Stuart Mill de la siguiente manera:

"El poder de la educación es casi ilimitado. No hay inclinación natural, por fuerte que sea, que este poder no pueda reprimir e incluso destruir, impidiendo su puesta en uso. En la más señalada victoria que la educación ha conseguido jamás sobre toda la gama de inclinaciones naturales de todo un pueblo -la supervivencia, durante siglos, de las instituciones de Licurgo *-, hubo poco, si es que hubo algo, que se debiera a la religión. Porque los dioses de los espartanos eran los mismos que los que tenían otros estados griegos y aunque, indudablemente, cada estado de Grecia creía que su particular politeísmo se estableció gracias a una sanción divina (sobre todo la del oráculo de Delfos),** apenas si hubo dificultad en obtener alguna otra sanción igualmente poderosa cada vez que fueron introducidos nuevos cambios. No fue la religión lo que dio fuerzas a las instituciones espartanas; la raíz del sistema estuvo en la devoción a Esparta, al ideal del país o estado, que transformado luego en una devoción ideal aplicada al mundo entero, viniera a resultar en igual e, incluso, más noble logro. Por lo común, la ética social de los griegos estuvo muy apartada de la religión. La relación entre una y otra fue más bien de sentido inverso: la adoración a los dioses fue inculcada principalmente como un deber social, hasta tal punto, que si los dioses eran olvidados o insultados, se creía que su descontento no tanto recaería sobre el individuo responsable de la ofensa, como sobre el estado o comunidad que lo había criado y educado. Una enseñanza moral de este tipo -tal y como existió en Grecia- tenía poco que ver con la religión. Se suponía que los dioses no se ocupaban de la conducta de los hombres para con sus prójimos, excepto cuando los hombres mismos habían decidido hacer a los dioses tomar partido, apelando a ellos mediante un compromiso pronunciado solemnemente con un juramento o con un voto. De hecho, el cumplimiento de las leyes morales humanas se basaba casi exclusivamente en motivos seculares. El caso de Grecia es, según pienso, el único en el que una enseñanza no religiosa ha tenido la enorme ventaja de construir la base de la educación. Y aunque mucho podría decirse contra la cualidad de aquellas doctrinas, poco puede decirse contra la eficacia que tuvieron."

La utilidad de la religión , John Stuart Mill

* Nombre tradicional que es dado al fundador de la constitución espartana

** En Grecia, los oráculos fueron los sacerdotes encargados de impartir las respuestas de los dioses a las preguntas de los hombres. También se designaba con el mismo término el propio mensaje divino, o el templo dedicado a un dios. El más poderoso oráculo de la antigua Grecia fue el de Delfos, dedicado al dios Apolo, cuya influencia en el mundo helénico se extendió durante varios siglos.

 

2.3.1. Religión "popular"

? La tierra, según la mitología homérica, se encontraba rodeada por "el Océano", bajo el cual se encontraba el Hades. Por encima de la Tierra, más allá del aire que respiramos, se encontraba el eter.

En los poemas de Homero y de Hesíodo se reflejan algunas de las creencias de los griegos y la interpretación antropomórfica de sus dioses. Sin embargo para los griegos eran menos importantes las creencias que las prácticas del culto. El sentimiento genuino religioso que se encuentra en Homero tiene menos que ver con los dioses del Olimpo que con creaciones borrosas, como el Hado, la Necesidad o el Destino, a los que Zeus mismo se tiene que someter. El Hado ejercía una gran influencia sobre toda la ideología griega, y acaso era una de las fuentes de las que la ciencia sacaba su fe en la ley de la naturaleza. Por ejemplo, la mitología apela a los dioses para explicar que una ruptura en el orden de la naturaleza o en el orden de los humanos será castigada. Dike, hija de Zeus, vela por el cumplimiento de este orden, premiando al justo y castigando al injusto. Solón de Atenas, uno de los siete sabios, afirmó lo inevitable del castigo que recibe o recibirá quien quebranta la norma de la justicia afirmando que incluso si el culpable directo esquiva la pena, esta recaerá sobre los descendientes. (2) Una idea similar en torno al equilibrio y a la justicia cósmica encontramos en Anaximandro es explicada, sin embargo, como un proceso natural. Los griegos, en un principio, no tenían ciencia, pero habían creado una amplia mitología con la que trataban de explicarlo todo. El conjunto de la mitología griega está formado por narraciones maravillosas en las que los seres humanos plasmaron sus miedos, anhelos, dudas e inquietudes. En ella encontramos todo tipo de historias y leyendas fantásticas, narraciones de héroes y de dioses, así como semidioses y monstruos, a menudo en luchas y batallas, y movidos todos ellos (tanto mortales como inmortales) por sentimientos muy humanos, como el amor, el odio, la envidia, el orgullo, etc. Algunos de los relatos de aventuras, como la Odisea , escrita por Homero , que narra el viaje de su protagonista Ulises para regresar a su hogar, Ítaca, tras luchar en la guerra de Troya, y las situaciones a las que se enfrenta (contra los Cíclopes, las sirenas, etc.) son de una riqueza y fantasía tal que hoy nos sigue asombrando y fascinando.

Encuentro de Ulises con las sirenas (comentario en la página siguiente)

Las imágenes anteriores representan el encuentro de Ulises con las sirenas (que originalmente eran bestias, pájaros con cabeza de mujer y no mujeres con cola de pez). Las sirenas entonaban cantos preciosos para embaucar a los marineros y retenerles y matarles. Ulises no quería caer en su trampa, pero a la vez quería escuchar el deslicioso canto, por lo que pidió a sus marineros que le ataran al palo mayor, les ordenó que se taparan los oídos con tapones de cera y que no parasen de remar cuando llegasen al lugar donde se encontraban las sirenas. Cuando finalmente llegaron, Ulises escuchó embriagado y gritó y suplicó a los remeros que se detuviesen y le liberasen de sus ataduras, pero estos no oían nada. El barco siguió su rumbo y se alejó hasta que el canto de las sirenas dejó de oirse y Ulises, ya calmado, fue liberado. Las sirenas no son sino el conocimiento absoluto, cuyo precio es la muerte (al igual que, según la tradición bíblica, quien contempla el rostro de Dios, muere), y Ulises, "el rico en ardides", "el astuto", es el nuevo tipo de hombre y de mentalidad que nace en la Grecia clásica.

Los nombres de los personajes de esa mitología, como Cibeles, Zeus, Hércules, Mercurio... han pasado a formar parte de nuestra cultura y son universalmente conocidos. Los planetas (Mercurio, Venus, La Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón), por ejemplo, tienen nombres de dioses de la mitología griega; de hecho, no sólo los planetas, sino incluso algunas de las lunas se corresponden con nombres y personajes de la mitología, como es el caso de las lunas de Júpiter-Zeus, cuyos nombres son los de las figuras mitológicas con quien Zeus mantuvo relaciones amorosas, a excepción de Hera, su esposa. Estrellas y constelaciones también reciben nombres procedentes de la mitología griega, pero no sólo en la astronomía se plasma esa influencia. La mitología griega, como parte de la tradición cultural de occidente, la podemos encontrar en mayor medida en la pintura, la escultura, la música, la literatura, etc.



2.3.2. Orfismo y el culto a Dionisos

Por lo que respecta al orfismo hay que señalar que posee una importancia particular porque introduce en la civilización griega un nuevo esquema de creencias y una nueva interpretación de la existencia humana. Mientras que la concepción griega tradicional, a partir de Homero, afirmaba que el ser humano es un ser mortal y consideraba que la muerte significaba el final definitivo de la existencia, el orfismo proclama la inmortalidad del alma y concibe al hombre según el esquema dualista que contrapone cuerpo y alma. Se resquebraja, por tanto, la visión naturalista; el hombre comprende que hay que reprimir algunas tendencias ligadas al cuerpo y se convierte en objetivo fundamental purificar de lo corpóreo el elemento divino (pues el cuerpo es visto como tumba o lugar de expiación del alma). Hay que tener en cuenta lo siguiente: sin el orfismo es imposible explicar a Pitágoras, a Heráclito o a Empédocles. Dada la enorme influencia de Pitágoras en la cultura occidental, como veremos más adelante, el orfismo que se manifiesta a través de los pitagóricos constituye, junto con la mentalidad científica de los jonios, a moldear la mentalidad de occidente en un altísimo grado.



2.4. Otros factores

Finalmente, antes de adentrarnos en los elementos más filosóficos, es necesario reconocer también la presencia e influencia que ejercieron los saberes técnicos de los antiguos caldeos, babilónicos y egipcios, aunque es cierto que en estos pueblos nunca se habían preguntado por los fundamentos teóricos de dichas técnicas ya que, en sus culturas, el ámbito de las causas seguía estando dominado todavía por el dogmatismo religioso. Los avances de estas técnicas tuvieron como punto de partida la observación de los cuerpos celestes, como el Sol (como objeto de adoración) o bien, la crecida del Nilo, las cosechas, o el calendario; la ciencia se concentraba, pues, en la astronomía, la agricultura, la medicina, las matemáticas, etc., siempre con fines prácticos (así, por ejemplo, la geometría se desarrolló porque era necesaria para volver a dividir la tierra según lo que le correspondía a cada cual tras los periódicos desbordamientos del Nilo que la anegaban).

La aparición de la moneda, en lo económico, y el desarrollo de la escritura y de los libros, en lo cultural, favorecieron de forma adicional el intercambio y mutuo aprendizaje entre los distintos pueblos del Mediterráneo. Todos estos factores que hemos mencionado constituyen el contexto en el que surgió la filosofía griega. Aunque, por su parte, la filosofía pretende desligarse de lo concreto en su indagación racional sobre el mundo, no deja de ser una actividad humana, hecha por personas concretas y en la medida en que es así, el conocimiento de esos aspectos concretos en los que se desarrolla no puede sino ayudarnos en la comprensión de los logros teóricos.




NOTAS:

(1) Tal vez resultase interesante el debate en torno a la cuestión de si se ha alcanzado en algún momento un esplendor igual o superior al de los griegos, después de estos. En el Renacimiento, cuando se volvió a valorar a los antiguos griegos y se les tomó como modelos, se abrió una polémica acerca de si se había progresado en las artes desde los tiempos de Pericles o no. Ya los renacentistas afirmaban algo que hoy podemos escuchar con cierta frecuencia, y es que "ya está todo inventado". Puesto que desde entonces hemos inventado no pocas cosas (aunque las pasiones humanas sean las mismas) es posible que la afirmación popular no resulte tan acertada. No obstante, en la medida en que los griegos pusieron en marcha un modo de pensar y de vivir que hoy día seguimos desarrollando, su mérito es incuestionable.

(2) Esta idea, la de que "cada cual tendrá su merecido", expresado coloquialmente, no es ni mucho menos una idea ajena a nuestro tiempo. Se trata de una concepción que, además de afirmar la existencia de un orden cósmico, otorga a cada individuo un lugar en él. Sin embargo sus fundamentos teóricos no son más fuertes hoy que en la antigua Grecia. La religión y el poder, a lo largo de la historia, han apoyado tal concepción. El conocimiento científico y la sociología, muestran un universo indiferente a lo que llamamos bien y mal y sacan a la luz los intereses ocultos en tales concepciones. Para analizar esa simple frase "cada cual tiene (o tendrá) su merecido" necesitaríamos entrar en cuestiones metafísicas, psicológicas, sociológicas, éticas y políticas. Es tan sólo un ejemplo de cómo ideas y concepciones filosóficas complejas se ocultan tras frases cotidianas (Otros casos interesantes son: "Hay que dar a cada cual lo que se merece", "Mi libertad empieza donde termina la de los demás" o "Todo tiene una razón en esta vida").


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© José Sánchez-Cerezo de la Fuente 2004


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